epistola 3

20-11-1832

Cuanto que contarte, y siento el retraso pero estoy con mucho trabajo, ya he comenzado los bocetos de la pintura, le dibujaré a caballo junto a un precioso lago que hay al lado del castillo. Además el lago está helado y parece que la idea de representarle con el lago helado gustó a Voltersborg. Y he comenzado a preparar la tabla donde haré el lienzo, y en mi cuerpo siento esa sensación tan grande que siempre siento antes de pintar un cuadro. Lo que aún no tengo tan claro es el busto, quiero que él salga como un héroe, que cuando se vea en el busto Voltersborg sienta una gran fuerza interior.
Por lo demás sigo aquí muy feliz, doy muchos paseos por el bosque de los alrededores cuando pierdo la inspiración. Es tan bello, el lago helado con la niebla rozando mi cuerpo, los grandes árboles nevados y una sensación de soledad que a veces asusta, pero que embriaga el alma. Este lugar es muy hermoso, pero os hecho tanto de menos…
Hoy volví a encontrarme al fantasma, y ya lo digo con algo de miedo en el cuerpo, sobretodo ahora que Edwars ya se ha marchado, pues después de estar toda la semana escuchando una voz de mujer por los jardines de alrededor y no ver nada, hoy me encontré con una bella dama con ropa de agricultora, de pelo moreno que llevaba una rosa en la mano y que desde al otra orilla del lago me saludó. Intenté saludarla cabalgando hacia su lado, pero cuando llegué ya no estaba, solo encontré la rosa en el suelo. La he guardado en mi cuarto. Lo mas misterioso es que los dos criados dicen que es imposible que nadie entre en este lugar, ya que el castillo está muy lejos del pueblo y que hace años que nadie trabaja los campos de estas tierras…En fin hermano quizá me este volviendo loco, espero que pronto pueda partir.


26-10-1832

Hermano, aquí todo bien, igual de extraño pero bien-Ya comencé el cuadro y en dos semanas espero tenerlo terminado. El busto también ya tengo pensado como será, le enseñé el modelo de barro a Voltersborg y parece que le gustó.
Pero hermano algo me aflige (no leas esto en voz alta en casa, no quiero preocupar a Leonor), espero que recuerdes lo que me sucedió en el lago hace unos días, y como te conté que me había quedado la rosa en mi estancia yla había metido en un jarrón que pedí a uno de los sirvientes. Pues anoche me despertó una gran tormenta, en el que el viento había abierto mi ventana, y cuando fui a cerrarla encontré restos de agua por el suelo que provenían de la ventana y que iban hacia el jarrón, el cual está ahora vació. Amigo esto ya no es cosa de casualidades banales, algo está sucediendo, esto no puede ser algo creado por mi imaginación.
Creerás que no es posible que alguien entre por mi ventana, creerás que enloquezco…Pero no es solo eso, si no que la visión de aquella mujer ha hecho posible que por un momento olvidase Leonor…Pero ya pronto volveré a casa, y dejaré este lugar tan extraño.

10-11-1832

No lo pude evitar, me quedé todas las noches de estas ultimas semanas esperando en la ventana, hacía frío, mucho…pero quería saber quien era ella, que quería de mi, que buscaba en mi…Allí estuve esperando, todos los días, pero nada ocurría. Hasta que esta noche, cuando la lluvia entraba en mi habitación. Acariciaba al principio mi cara, después la apaleaba fuertemente, tanto que dolorido tuve que cerrar los grandes ventanales.
Abatido eché las cortinas y me decidía dormir e intentar acabar con todo esto, y justo cuando me di la vuelta, ¡Era ella hermano! Era ella…morena, pelo rizado, ojos azules, delgada y estilizada, me miraba desde mi puerta. De pie, sonriente, y en la mano la rosa que tanto deseaba. Parecía ofrecérmela, alargaba su mano hacia mí, y yo embaucado en su belleza y su misticismo, me acerqué a ella despacio, le agarré la mano, cogí la rosa y me predispuse a besarla. Pero cuando iba a cometer el pecado la tormenta arreció contra mi ventana, cayendo yo desmayado.
Desperté está mañana en mi cama, había un gran revuelo en el castillo por que los sirvientes tuvieron que ir a buscar un médico pensando que yo estaba gravemente enfermo, pero solo fue el susto y el golpe. Y tú pensarás que otra vez mis sueños me han jugado una mala pasada, pero no hermano, lo que ocurrió anoche fue real, y como prueba tengo la rosa que encontré debajo de mi almohada. Esa mujer existe, vive aquí cerca, seguro que algo la aterra, que algo le ocurre, y yo he de ir a buscarla. Esta noche, cuando todos duerman, iré en su busca.
P.d.: Por favor las próximas cartas no le hables de Ella a Leonor. Dile que la quiero.

3 comentarios:

Pablo Guerrero dijo...

:P massssssss

VYuri dijo...

mañana:P

VYuri dijo...

Hay una errata en la fecha de la primera y segunda epistola de este post, es 10-10-1832 y 26-10-1832

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