Museo museo....

Es cierto que una obra de arte alojada en un museo pierde parte de su significado primordial, pero la pregunta que deberíamos hacernos es ¿hasta que punto la obra deja de ser magnífica al perder su emplazamiento?. La obra de arte en si existe sea donde sea, tanto en su contexto original como en la pared de un museo o en una casa privada. Muchos autores como el texto de André Malraux siguen criticando la aglomeración de obras en un pasillo de un museo y muchas de ellas no conectadas entre si, diferentes en el autor, tema, tipología, etc. Pero es que la obra de arte sigue siendo extraordinaria dentro del contexto que sea, sin negar que es mucho más rico en un bueno emplazamiento, lo cual no quiere decir que la obra de arte para disfrutarla y de verdad observar toda su magnificencia deba de estar en su lugar de creación original. Es muy posible, y suele suceder, que muchas obras sean mejor apreciadas y disfrutadas en un a instalación museística que en la capilla, iglesia, salón, palacio, donde fue creada dicha obra. Y es esto lo que un museo actualmente debe afrontar y conseguir, demostrar al espectador la calidad de la obra, ya que actualmente se puede acceder a ver casi cualquier obra a través de imágenes en Internet, copias, fotografías, láminas, posters. La función del museo ya no es solo demostrar que esa obra es igual de genial como obra artística sino que también debe mostrar que allí, en esa pared o en esa sala, es mucho mas maravillosa que en una reproducción.